martes, 10 de julio de 2007

Mi amigo el violín

Una verdad proverbial en el ámbito de la música, no sólo de quienes llevan larga carrera, sino de aquellos que se han iniciado en este reino, es que el instrumento, cualquiera que sea su especie, es el mejor amigo de nosotros. Yo diría que, incluso, es como un ángel. Pero no un ángel como esos de que nos habla cierta tradición religiosa. Es, más bien, una variante del numen de los antiguos; ánima inspiradora que con su canto nos llena de inefables gozos al punto de la embriaguez. Cogito ergo sum, decía el sabio Descartes. "Pienso, luego existo". Con la música, merced a nuestro amigo el violín, el aforismo necesariamente implica un más allá de la existencia cotidiana, una elevación a alturas inalcanzables, allá donde habitan las estrellas, como dirían los poetas con enjundia más o menos melosa. Si el perfumista Giuseppe Baldini fue transportado, gracias a la esencia creada por Jean Baptiste Grenouille, a un jardín en que una delicada doncella le susurraba al oído un sutil, pero incitante "te amo", el canto del violín no sólo nos da la promesa, sino la satisfacción misma de una pasión. Musa, quizá, sería una designación más cercana a lo que para nosotros representa el violín. Algunos se preguntarán por qué hablar de una deidad femenina siendo que el violín implica sustantivo masculino. No tengo mejor respuesta que el hecho de que, siendo un numen, un ángel como decíamos líneas arriba, el violín posee la sexualidad de los ángeles. Es un numen andrógino. No obstante, proyectando ya nuestras propias inquietudes, no resultará extraña nuestra inclinación a darle un nombre femenino. ¿Pero cuál será el mejor nombre para nuestro violín andrógino? La primera inspiración proviene de las propias musas: podríamos llamarlo Talía, como la musa de la comedia; o bien, Calíope, como la patrona de la épica. Si bien lo más adecuado sería llamarlo Euterpe, como la ama de la música, a nosotros nos gusta más el nombre de Erato, la musa de la poesía lírica. Llámese pues, nuestro violín, Erato, y sea ello venturoso para nuestros intentos de crear un poema lírico por medio de los sonidos.

5 comentarios:

EdgarRogelio dijo...

Muy interesante y respetable placer. Dormìa con notas de violìn mientras la abuela desesperaba por adquirir destreza. Saludos.

joanna dijo...

este sabado empiezo mis clases de violin...lo que me intereso de el fue su belleza clasica y que fue tocado por muchos genios que hoy son historia.

joanna dijo...

el violin es un bello caballero de la antiguedad que merece su respeto y cariño.

M. LAROSA dijo...

El artículo está muy interesante...
muchas gracias.
Aprovecho la oportunidad para dirigirme a violinistas y estudiantes, para informarles que tengo una pequeña cantidad de CRIN o CERDA natural de muy buena calidad para ARCOS de VIOLIN 3/4 y 4/4, fabricada en Alemania. Favor los interesados escribirme a «mjlarosa3@yahoo.es».
Muchas gracias

Killers Like Candies dijo...

muy hermoso artículo... y me encantó el nombre que elegiste al final para el violín... la musa de la poesía.
yo (como la loca que soy) le quise poner un nombre a mi viol´´in (por que?? ni yo misma lo se xD)
elegí un nombre japonés, que no se si sea un nombre nombre, pero lo compuse utilizando dos palabras japonesas.
su nombre es Otoshi (oto quiere decir sonido, y shi es poesía...)
xD saludos!!